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Archive for the ‘Energía’ Category

Desde que nos enteramos que la localidad de Zarra (Valle de Ayora – Vall de Cofrents) era candidata para albergar el cementerio nuclear centralizado (ATC) en el grupo local de Greenpeace de Valencia hemos trabajado intensamente para manifestar nuestra oposición a este proyecto. Marchas, manifestaciones, concentraciones, acciones… la última semana fue especialmente movida tanto en Madrid como en Valencia.

El miércoles acudimos al Ministerio de Industria junto a otros cientos de personas, la mayoría procedentes de autobuses de Valencia, para decirle al ministro Sebastián que no queremos almacenar los residuos radioactivos que producen las centrales nucleares de toda España, no los queremos en Zarra, ni en Ascó, ni en ninguna otra parte. Las puertas del Ministerio se cerraban a nuestra llegada con las furgonetas, pero nosotros abríamos el mensaje de nuestra pancarta: NO AL CEMENTERIO NUCLEAR, que brillaba con el sol y se ondeaba con el viento que mueve nuestra energía, limpia y renovable.

Al día siguiente, el jueves, nos concentramos en la Delegación del Gobierno de Valencia, la calle Colón (la más céntrica y concurrida de la ciudad) nos conducía con nuestros lemas, pancartas y bidones por un camino de esperanza que nunca abandonaremos.

La lucha ha dado resultado de momento, ya que el Consejo de Ministros ha postpuesto su decisión sobre el ATC ¿hasta cuándo? Pues no lo sabemos… quizás esta semana, o con un poco de suerte de manera indefinida.

No es tan difícil comprender que el cierre de las centrales es la única forma de dejar de producir estos residuos,  cuya radioactividad persiste durante cientos de miles de años. Si nos paramos a pensarlo, las futuras civilizaciones de este planeta nos maldecirán cuando descubran nuestro legado. Es lamentable escuchar que la energía nuclear es limpia… porque es tan peligrosa que un accidente tendría consecuencias catastróficas. Parece que ceder ante la presión de un lobbie es más importante para el gobierno que su preocupación por el medio ambiente y que la seguridad de sus ciudadanos.

Es un momento complicado para el Ministro, que ya ha puesto en evidencia su falta de transparencia y la ilegalidad del proceso que ha puesto en marcha, con la falta de los informes técnicos y de seguridad necesarios. Desde Greenpeace ya lo hemos denunciado junto a Tanquem Cofrents, Acció Ecologista Agró, la Plataforma contra el ATC de Zarra, y miles de ciudadanos. Ahora le toca al gobierno escucharnos y responder.

Si vives en Valencia y quieres unirte a nosotros en esta y otras causas medioambientales escríbenos a: valencia@participa.greenpeace.es.

Virginia Rabal, grupo local de Valencia de Greenpeace

Haz ver al Gobierno que el cementerio nuclear es inviable

Más información:
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Venía de una entrevista sobre los impactos del vertido de BP cuando escuché en la radio la noticia de un nuevo accidente en una plataforma petrolífera en el golfo de México. Escalofrío. La Vermillon 380 había explotado poniendo en riesgo otros 13 trabajadores. Por suerte no ha habido vertido ya que no estaba extrayendo en esos momentos.
Por si quedaba alguna duda, el vertido de BP sólo era uno de los muchos accidentes que se dan en el golfo de México, una zona constelada de unos 4.000 pozos petrolíferos de compañías que cada vez se arriesgan más para sacar las últimas gotas de crudo de las áreas más difíciles y más profundas.

Según el Mineral Management Service, en los últimos 10 años, han muerto 69 personas en plataformas marinas de extracción y ha habido 858 incendios y explosiones. Si se sigue perforando y extrayendo habrá cada vez más accidentes, explosiones, vertidos. Y casa vez nos preguntaremos si podría haber evitado. La única forma de hacerlo es deshacernos de nuestra dependencia de los combustibles fósiles y emprender una revolución en nuestra forma de producir, transportar y usar la energía hacia el ahorro, la eficiencia y las renovables.

La producción y distribución de energía derivada de los combustibles fósiles tiene implicaciones importantes de seguridad. Un periodista de Reuters se ha tomado la molestia de recopilar un vistazo a los desastres relacionados con la energía que han sacudido a los Estados Unidos en el curso de 2010. Quiero compartirla con vosotros. A ver si os parece igual de interesante que a mi.

2 de septiembre – Se incendia una plataforma marina de extracción operada en el Golfo de México por Mariner Energy, obligando a la evacuación inmediata de 13 miembros del personal y a una importante respuesta para el rescate por parte de la Guardia Costera de EE.UU. La compañía había recientemente extraído alrededor de 1.400 barriles de crudo y 9,2 millones de pies cúbicos por día de gas natural en este sito.

26 de julio – El oleoducto Enbridge 6B, con una capacidad de 190.000 barriles por día, se rompió en Michigan y derramó más de 19.000 barriles en los canales locales. Representa uno de los desastres más grandes en el transporte por tubería de EE.UU.. El oleoducto será cerrado.

07 de junio – La explosión de un gaseoducto en una línea propiedad de la Enterprise Product Partners en el Norte de Texas mató a una persona. El gaseoducto de 91 cm de diámetro explotó a 15 millas al sur de Godley, Texas. Un equipo eléctrico estaba excavando un agujero cuando colisionaron con el gaseoducto. La empresa violó varias regulaciones estatales, incluyendo la obligación de señalizar adecuadamente el recorrido del conducto, según la Comisión de Ferrocarriles de Texas.

07 de junio – Una explosión y la bola de fuego resultante quemó a siete miembros de una tripulación de perforación de gas natural en una mina de carbón abandonada en Virginia Occidental. Era el segundo incendio de grave entidad en un proyecto energético en la región en menos de una semana.

04 de junio – Se cerró un pozo de gas natural en Pennsylvania central después de que se rompir durante la perforación, arrojando gas y fluido de perforación a 75 pies de altura en el aire. Nadie resultó muerto o herido, pero más tarde la Administración ordenó a la empresa poner fin a la extracción de gas natural en el estado.

20 de abril – Explosión e incendio en la plataforma de perforación en aguas profundas Deepwater Horizon de Transocean Ltd. y licencia de BP. 11 trabajadores murieron en la plataforma en aguas profundas al sur de Luisiana. El petróleo siguió vertiéndose  al mar fuera de control hasta mediados de julio. Según estimaciones del gobierno de EEUU, se vertieron hasta 4.9 millones de barriles, por lo que es el peor derrame de petróleo en alta mar de la historia.

05 de abril – Una explosión en la mina de carbón Upper Big Branch en Montcoal, Virginia Occidental, mató a 29 mineros en el desastre minero más mortífero de EE.UU. desde 1972. La mina de propiedad de Massey Energy ha tenido una tasa de lesiones peores que el promedio en los últimos 10 años.

02 de abril – Cuatro trabajadores murieron en un incendio en la refinería de Tesoro Corp. en Anacortes, Washington, en el peor desastre de refinación de EE.UU. desde 2005. El fuego resultante de un fallo en un equipo en una unidad en la planta de producción de nafta altamente inflamable.

02 de marzo – Un incendio en un depósito de asfalto en construcción mató a dos trabajadores de la refinería Holly Corp Navajo en Artesia, Nuevo México.

Es hora de una revolución energética que nos permita librarnos de los combustibles fósiles gracias a las renovables, el ahorro y a la eficiencia. ¿No crees?

Sara Pizzinato, responsable de la campaña de Transporte y Energía de Greenpeace

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El deshielo del Ártico

“¿Soy un activista si lucho por garantizar un futuro a mis nietos? Entonces lo soy”. Estas palabras las pronunció recientemente James Hansen, un científico estadounidense que nació en 1941 en el seno de una familia conservadora y que a lo largo de su carrera trabajó de investigador en instituciones tan prestigiosas como la NASA o la Universidad de Columbia.

Hansen, que ha contribuido enormemente a las investigaciones en materia de cambio climático, no se ha identificado nunca con la figura del activista y ni siquiera se permitía utilizar su perfil público como científico para difundir el resultado de sus investigaciones. Sin embargo, los asombrosos avances del cambio climático hicieron que en 2004 rompiera ese pacto consigo mismo y, después de 15 años de trabajo en la sombra, diera una conferencia sobre la necesidad de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera, criticando a la administración Bush por su falta de compromiso al respecto. No estuvo solo en esta charla, pues sus nietos participaron ayudándole a exponer de una forma gráfica las causas y consecuencias de la crisis climática.

Imagen aérea del Ártico

Tenía claro que el planeta estaba llegando a su punto de inflexión: el deshielo de los polos y los glaciares, el aumento de las temperaturas medias, el estrés de multitud de especies al borde de la extinción y millones de personas azotadas por fenómenos meteorológicos extremos eran muestras claras de ello. Era urgente restablecer el equilibrio y para ello debía dejarse de quemar carbón y petróleo para invertir en energías renovables. Lo sabía él, lo sabían los políticos y lo sabía cualquiera que se molestara en informarse mínimamente… Entonces, ¿por qué no se pasaba a la acción?

Catorce meses después de la primera conferencia ante los medios, llegó la segunda, esta vez para  exponer las implicaciones políticas y económicas de la lucha contra el cambio climático y criticar a la industria de los combustibles fósiles por financiar el negacionismo y sembrar la duda sobre un tema tan serio. Sus nietos no le acompañaban en esta ocasión pero tenían un papel mucho más importante: se habían convertido en el motor de su trabajo desde que se dio cuenta de que no podía  explicarles que su futuro estaba en peligro sin empezar a hacer todo lo posible por ayudarles.

Empezó a escribir a los políticos y a viajar por todo el mundo y se sorprendió ante lo que estaba sucediendo: había un conocimiento absoluto de la gravedad de la crisis climática pero potentes intereses económicos impedían pasar a la acción. Los gobiernos de todo el mundo, cuya responsabilidad es garantizar el futuro de las generaciones venideras, estaban centrados precisamente en lo contrario: añadir ceros a las cuentas corrientes de las grandes petroleras. Incluso los gobiernos más verdes, punteros en muchos otros temas relacionados con la ecología, preferían estar del lado del sector de los combustibles fósiles que del de la ciencia en esta cuestión.

El sector petrolero marcaba los pasos a la política climática y por un momento creyó que la lucha estaba perdida. No había otro lobby tan poderoso como el del dinero… ¿o sí? Se dio cuenta de que los mayores avances sociales se han conseguido, a lo largo de la historia, con otro poder diferente del del dinero: el de la gente.

Hoy está convencido de que si la ciudadanía se involucra de forma masiva en esta lucha será posible frenar el cambio climático a tiempo, porque somos muchos y cada uno es importante en la tarea de devolver la cordura a nuestros políticos. “¿Es esto activismo?” Se pregunta. “¡Entonces estoy orgulloso de formar parte de él!”

La versión completa de este ensayo titulada “Activismo” se publica en el libro “Th Day After Tomorrow” (El día después de mañana) del Dr James Hansen.

Aida Vila, campaña de cambio climático

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Un equipo de Greenpeace a bordo del Esperanza ha llegado al Ártico esta semana.

El cambio climático es una realidad incuestionable y para muestra un botón, o varios, en forma de los impactos que están sufriendo millones de personas este verano. Los únicos que niegan el cambio climático son los miembros del llamado movimiento “negacionista”, financiado por las principales compañías petroleras del mundo.

Cuando la quema de combustibles fósiles es la principal causa del cambio climático, a nadie se le escapa el interés de estas compañías en negar la mayor. Pero a lo mejor lo que sí pasa desapercibido es que estos mismos “negacionistas” son quienes más se pueden beneficiar de sus impactos. No en vano, el deshielo progresivo en el Ártico representa la principal oportunidad de negocio del sector petrolero en la actualidad: la posibilidad de poder perforar en un futuro cercano todo el año, en una zona que según varios estudios acumula el 22% de las reservas de petróleo por descubrir.

No obstante, la realidad a día de hoy es que estos yacimientos en aguas profundas son muy inaccesibles y están cubiertos por espesas capas de hielo la mayor parte del año, por lo que su explotación solo es posible en verano. Cualquier fuga que se prolongara hasta el invierno quedaría fuera de control una vez que la zona se cubriera de hielo.

Gaviotas posadas en la parte superior de un iceberg

Precisamente para denunciar estos riesgos y para evitar que la empresa británica Cairn Energy siga poniendo en peligro uno de los ecosistemas más frágiles del planeta un equipo de Greenpeace a bordo del Esperanza ha llegado al Ártico esta semana, rodeado, eso sí, de un gran despliegue de fuerzas de seguridad danesas y bajo la amenaza de detención si se acerca a más de 500 metros de la zona de perforación.

No deja de sorprender que las autoridades que deberían estar protegiendo la flora y la fauna que son patrimonio de la humanidad protejan, en su lugar, los intereses económicos de unos pocos, los de Cairn Energy, en este caso. Y que a la pregunta de cuáles son los planes de emergencia en caso de accidente, el Gobierno danés no tenga nada más que decir que “los pozos quedarán sellados en septiembre para pasar el invierno”… Una afirmación que sería más fácil de creer si no hubiéramos sido testigos de las dificultades que ha tenido BP frenar el vertido en el golfo de México.

El cinco de agosto, un glaciar en la costa oeste –donde se perfora– se desprendió una placa de hielo de un tamaño que duplica el de la ciudad de Barcelona. El deshielo ya ha provocado que la superficie del Ártico sea hoy un 22% menor que la media del periodo 1979-2000, pero mientras algunos nos echamos las manos a la cabeza otros se las frotan pensando en el negocio que se les viene encima.

Hoy he leído el blog que un periodista británico escribe desde el Arctic Sunrise, en  expedición por el golfo de México para evaluar los impactos del vertido de BP. Contaba lo contento que está por estar a bordo y lo rápido que se ha adaptado a la rutina del barco y dejaba, a modo de reflexión final, estas líneas: “En un barco eres consciente de lo vulnerable que eres frente a la naturaleza y de lo escasos que son tus recursos. Solo tienes lo que conservas a bordo. Lo mismo deberíamos sentir en la tierra, porque no es nada más que el barco en el que navegamos y, sin embargo, nos lo estamos cargando”.

Si tu también quieres pedirle a Cairn Energy que deje de perforar el Ártico, ciberactúa en el siguiente enlace: CIBERACTÚA

Aida Vila, campaña de cambio climático


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Prueba nuclear

El reactor nuclear de Bushehr, una ciudad iraní situada junto al Golfo Pérsico, comenzó a construirse en 1975 por empresas alemanas. En 1979, la construcción se detuvo con la llegada de la revolución islámica a Irán. En 1995, el Gobierno iraní firmaba un acuerdo con Rusia para finalizar el reactor. El pasado 21 de agosto, la central nuclear era “inaugurada”. Para Greenpeace, se trata de una mala noticia.

Sin embargo, no es demasiado tarde para dar marcha atrás. La carga de combustible del reactor nuclear de Bushehr envía una peligrosa señal a Oriente Próximo y amenaza con poner en marcha una reacción en cadena que lleve a la nuclearización de toda la región.

Independientemente de si Irán está desarrollando armas nucleares o no, los programas nucleares generan desconfianza y constituyen una clara amenaza, ya que significan una mayor proliferación. La comunidad internacional no está actuando correctamente ante este problema.

Hay que buscar una solución duradera a la proliferación de armas nucleares , que incluya el fin de enriquecimiento de uranio, la eliminación gradual de la energía nuclear y el desarme completo de todos los Estados poseedores de armas nucleares.

El programa de armas nucleares de Israel y el desarrollo nuclear de Irán están jugando un papel desestabilizador de la región. La solución es simple: las negociaciones sobre una Zona Libre de Armas de Destrucción Masiva en Oriente Próximo aumentará la confianza y la cooperación entre los países y puede hacer una profunda contribución a los procesos paralelos de paz y los esfuerzos para aliviar las tensiones entre las potencias regionales.

Un fallo del reactor de Bushehr podría tener un impacto devastador sobre el medio ambiente del Golfo y la salud de las comunidades cercanas, en lo que es una zona de tránsito crucial para la seguridad energética actual de la economía mundial.

Irán cuenta con abundantes recursos energéticos limpios y renovables. Invertir en eólica y solar en vez en energías sucias, peligrosas y costosas tecnologías nucleares aliviaría significativamente las preocupaciones internacionales, al tiempo que aumentaría la seguridad energética de Irán.

La energía nuclear es un legado mortal del siglo XX y todos los países, incluido Irán, deben aprovechar las fuentes de energía renovables, como la eólica, solar y geotérmica, para proporcionar la energía que necesitamos en el siglo XXI sin poner en peligro nuestra seguridad.

Greenpeace España

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El vertido del Golfo de México evidencia la necesidad de poner fin a las perforaciones petrolíferas en el mar.

Esta semana ha visto la luz un nuevo informe sobre los impactos del vertido del golfo de México, coincidiendo con la presencia del barco de Greenpeace Arctic Sunrise a la zona.

El informe, que ha sido elaborado conjuntamente por el centro Georgia Sea Grant y la Universidad de Georgia, concluye que casi el 80% del petróleo vertido tras la explosión de la plataforma Deepwater Horizon sigue en aguas del golfo.

El petróleo que se ha disuelto en el agua no ha desparecido,
como BP pretendía dar a entender y como sugerían otros informes anteriores, y según declara Charles Hopkinson, director del centro Georgia Sea Grant, tardará muchos años en desaparecer por completo.

El informe, que se publicó ayer y viene firmado por cinco de los científicos marinos más prestigiosos de Estados Unidos, constata que los procesos naturales de degradación o evaporación del petróleo complementan las tareas de limpieza de las aguas del golfo de México. Efectivamente, el petróleo se diluye y se degrada pero los científicos resaltan que este proceso es mucho más lento de lo que cualquiera querría pensar. Lo anterior es fácil de entender si tenemos en cuenta que, para que el petróleo se evapore, hace falta que esté en superficie y que, dada la gran profundidad del vertido buena parte del mismo permanece todavía en el fondo del océano.

No en vano, según los cálculos estimativos en los que se basa la investigación, este proceso, junto con la limpieza de la zona, tan solo ha conseguido retirar el 21% de la cantidad vertida.

Estamos ante una catástrofe ambiental de consecuencias todavía desconocidas tanto a nivel ecológico como económico y sanitario, porque ya se han detectado las primeras trazas del vertido en la cadena trófica, es decir, que la contaminación podría incluso llegar al ser humano. Reparar todos estos daños va a ser un proceso extremadamente largo y costoso, no sólo para BP sino también para la Administración estadounidense.

Es por lo tanto evidente que nuestra dependencia del petróleo no implica solo un constante riesgo de contaminación marina o ambiental, sino también sanitario y económico. Y llegados a este punto una se pregunta ¿tenemos que seguir pagando todos con nuestros impuestos, y con nuestro medio ambiente y nuestra salud el enriquecimiento de unos pocos? A mí me parece que no.

Aida Vila, campaña de energía y cambio climático

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Activistas de Greenpeace detienen la descarga del mercante C.Summit en Tarragona para pedir que no se queme más carbón y denunciar la política energética española, que subvenciona el combustible fósil que más contribuye al cambio climático.

Hace unas semanas llegaba la noticia de que la Comisión Europea había aprobado un borrador de reglamento sobre ayudas a las actividades mineras que limita las ayudas al año 2014, prevé la reducción paulatina de las cantidades otorgadas y contempla que los proyectos que podrían recibir subvenciones serían sólo aquellos que se enmarquen en la transformación o en el cierre de las actividades mineras.

A nadie se le escapa que este es un tema polémico en países como España o Alemania, en los que existe una larga tradición carbonera. Las reacciones a este paso de la Comisión Europea no se han hecho esperar. El tema del carbón es complicado, no sólo porque muchas familias dependen directa o indirectamente de la actividad minera en España sino porque esta actividad, en muchos casos, depende directamente de las ayudas públicas.

No podemos olvidar que estamos en un contexto de crisis económica, pero debemos recordar también que estamos ante un cambio climático acuciante que nos marca la urgencia de acabar con la quema de combustibles fósiles en las centrales térmicas de carbón. Debemos repensar nuestro modelo energético y podemos hacerlo porque en España tenemos la tecnología y las condiciones climáticas idóneas para llegar a abastecernos por completo mediante energía renovable, tal como demuestra el informe Renovables 100% que la Universidad Pontificia de Comillas elaboró para Greenpeace.

Los países industrializados hemos provocado la crisis climática y estamos en deuda con los ciudadanos de los países en desarrollo que sin haber contribuido a esta crisis están sufriendo sus peores consecuencias. Además existen muchos sectores en España que viven hoy en día los impactos económicos derivados del cambio climático. La agricultura, la pesca, el turismo o la vinicultura son algunos de ellos y la lista no hace más que aumentar.

Ante las reclamaciones del sector del carbón, nadie puede negar que uno de los deberes del Gobierno, sobre todo en el llamado estado del bienestar, es velar para que todos los ciudadanos dispongamos de los medios de vida suficientes y garantizarnos los derechos básicos y las libertades públicas que nos reconoce la Constitución. Pero si hablamos de TODOS los ciudadanos debemos incluir tanto a los que trabajan en el sector del carbón como los que viven de los sectores directamente afectados por la crisis climática.

Mantener un sector artificialmente no parece lo más adecuado en un contexto de cambio como el actual y mucho menos si, al mismo tiempo, esto perjudica a otros sectores,  vulnera el derecho a un medio ambiente adecuado que también reconoce la Constitución y condiciona la posición de España en las negociaciones climáticas internacionales.

El carbón es un problema complejo, sí, pero tiene solución si los apoyos públicos que requiere el sector se centran únicamente en su reconversión y en paliar sus consecuencias negativas.

Aida Vila, campaña cambio climático

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17 de mayo: Greenpeace documenta en South Pass (Luisiana) restos importantes de hidrocarburos.

Sin disponer todavía de datos concretos, a nadie se le escapa que los daños causados por el vertido en el golfo de México son graves, y que los costes, tanto económicos como ambientales, son exorbitados. Ha llegado el momento de evaluarlos y de exigir responsabilidades, pero no solo a BP, sino también a la clase política.

Lejos de aceptar la “magnitud de la tragedia”, y hacer una gestión responsable del vertido, BP se ha preocupado más de tratar de minimizar la importancia del vertido ante la opinión pública –con la compra incluso de opiniones científicas o con el retoque de fotos de la zona– que de hacer una valoración ajustada a la realidad para que la reparación sea lo más completa posible.

Por esta razón, Greenpeace inicia hoy una expedición de tres meses por el golfo de México, a bordo del Arctic Sunrise, en la que van a participar diferentes equipos de científicos independientes que analizaran las repercusiones en los organismos vivos de la zona, tanto del petróleo como de los dispersantes químicos arrojados al mar como reacción al vertido.

El Arctic Sunrise parte hoy de San Petesburgo (Florida) hacia Florida Keys y Dry Tortugas y durante los meses de agosto y septiembre navegará por la zona afectada para valorar los efectos del vertido. Representantes de la comunidad científica internacional y doctores de universidades como las de Nova Southeastern y Tulane van a unirse a nuestra tripulación para analizar desde el plancton de la superficie hasta los organismos filtradores o los corales de las aguas más profundas del golfo y poder, así, determinar las mejores vías de recuperación.

Esta es, entendemos, la única forma de cumplir con el principio de “quien contamina paga” y exigirle a BP sus responsabilidades reales pero, desde luego, no es lo único que puede hacerse y, llegados a este punto debemos ir más allá.

Existe otro principio mucho más importante en derecho ambiental internacional que el de “quien contamina paga”: el “principio de precaución”. En este caso, dar cumplimiento a este principio implica declarar una moratoria internacional para la autorización de todo tipo de instalaciones petrolíferas de alto riesgo, pero también eliminar los subsidios a los combustibles fósiles y apostar decididamente por la energía renovables. Solo así podremos evitar que se repitan desastres como el del la Deepwater Horizon y adoptar compromisos de reducción de emisiones internacionales que nos permitan frenar el cambio climático.

Ha llegado la hora de que nuestros políticos nos muestren los “impactos positivos del vertido del golfo”. Que nos demuestren que el interés general y los derechos de los ciudadanos (entre ellos el de gozar de un medio ambiente adecuado) están por delante de la avaricia del sector de los combustibles fósiles y que ellos, como abanderados de estos derechos son capaces de plantarle cara a este poderoso lobby. Por lo visto, dar este paso les está costando un poco pero es la única forma de que nos demuestren que están a la altura de las circunstancias. ¿Quién les dijo que gobernar el mundo era tarea fácil?

Si quieres seguir los pasos del Arctic Sunrise, conéctate a nuestra página web: www.greenpeace.org/usa/oilspilltruth

Aida Vila, campaña de cambio climático

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Imagen área de la central nuclear de Cofrentes, en Valencia

El pasado 9 de agosto la central nuclear de Cofrentes (Valencia) sufrió una nueva avería, que se une al interminable listado de fallos y problemas de seguridad que padece esta central, y que evidencia el agotamiento de su vida útil.

En este caso, la anomalía ha consistido en la parada de una de las cuatro bombas que impulsan el agua altamente radioactiva del circuito primario de la central desde el condensador al núcleo del reactor (donde se encuentra el combustible nuclear). Esto ha ocasionado que se redujera la potencia de la central en casi 500 MW, cerca de la mitad de la potencia normal del reactor.

El condensador es el “intercambiador de calor”, es decir, extrae el calor generado en las reacciones nucleares del circuito primario al secundario, lo que permite mantener constante la temperatura del reactor. Al averiarse esta bomba ha disminuido el calor extraído y la central ha tenido que reducir potencia, o sea, generar menos calor, para que la temperatura del reactor no subiera peligrosamente. Se trata de un problema en el mecanismo primario de control de la central, y por partida doble: por un lado no entra suficiente agua enfriada en el núcleo del reactor y, por otro, reduce el vacío del condensador, y con él su capacidad de trabajo.

La plataforma Tanquem Cofrents, de la que forma parte Greenpeace (1), critica que los responsables de la central de Cofrentes no la hayan parado para poder descubrir la causa de esta nueva avería, la cual, en principio, podría afectar también al resto de la bombas de circulación del agua radioactiva. Este actitud vuelve a demostrar que la dirección de la central, propiedad de Iberdrola, prioriza la producción eléctrica y los benéficos económicos por encima de la seguridad de los trabajadores y de la población en general.

Tanquem Cofrents exige que se hagan públicos los resultados de la investigación sobre la causa de esta avería y las medidas que se van a tomar para que no se repita, y no se continúe con la política de falta de transparencia a la que ya nos tiene acostumbrados Iberdrola.

(1) La Plataforma Tanquem Cofrents agrupa a las organizaciones: Greenpeace, Intersindical Valenciana, Ecologistes en Acció-P.V., Joves Verds, Acció Ecologista-Agró, WWF-Valencia, CGT-P.V., Acció Pel Clima, Gecen, Compromís pel Territori, Xúquer Viu, Baladre, CAT-P.V., y Salvemos Mijares.

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Incendios forestales en Rusia

Como si de un fantasma se tratara, el recuerdo de la catástrofe nuclear de Chernóbil, ocurrida en 1986, se reaviva a medida que los incendios que están devastando enormes extensiones de Rusia se acercan a las zonas más contaminadas por la radiactividad del accidente o a otras áreas que sufren el mismo problema en otras partes del país. En los últimos días el fuego ha estado muy cerca. De momento se ha logrado contener los frentes que se habían aproximado más.

¿Qué peligro entraña que el fuego que asola Rusia alcance áreas contaminadas radiactivamente? Si esos incendios alcanzasen zonas contaminadas por radiactividad se produciría la liberación de materiales radiactivos a la atmósfera. Obviamente la situación no sería comparable a la que provocó el accidente de Chernóbil (que liberó al medio ambiente más de 50 millones de curios de radiactividad, una cantidad 200 veces mayor que la liberada conjuntamente por las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki en 1945), pero la presencia de materiales radiactivos en el humo aumentaría el riesgo para la salud, si ese humo fuera inhalado por gente, lo cual probablemente sería inevitable, en gran medida. Además esos materiales radiactivos se dispersarían en una amplia zona, lo que expondría a la población (y al resto de seres vivos) a riesgos adicionales para su salud.

El riesgo para la salud y las consecuencias de la dispersión de estos materiales radiactivos dependerá mucho de la contaminación en la zona del incendio (qué cantidad de radiactividad existe, si hay cobertura vegetal…), la intensidad del fuego, la fuerza y dirección del viento, etc. Por lo tanto, es difícil dar una respuesta concreta al grado de daño que podría producirse. Pero es claro que la dispersión de los materiales radiactivos presentes en esos terrenos tendría consecuencias negativas en cualquier caso y aumentaría la exposición de la población a la radiación.

Aunque los riesgos para la salud que entraña esta situación son de escala inferior a los que provocó la catástrofe de 1986, son otra consecuencia más del mismo: la radiactividad producida por el accidente de Chernóbil sigue planteando un grave riesgo sanitario en muchas regiones, incluso 25 años después. Además, los riesgos no se limitan al entorno inmediato al reactor de Chernóbil en sí, sino que también se extienden a las zonas contaminadas de Bielorusia y Rusia (principalmente Brianskaya Oblast).

Carlos Bravo, campaña de Energía

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