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Archive for 29 de junio de 2010

El Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino, liderado por Elena Espinosa, está más que suspenso en la asignatura de pesquerías. La gestión que han hecho en la Política Pesquera Común (PPC) durante su presidencia ha sido pésima. Si por este ministerio fuera, habríamos acabado con los stocks pesqueros, y con el futuro de muchos pescadores tradicionales.

Esta semana se celebra la última reunión de la Comisión Europea (CE) donde se hablará de la reforma de la PPC. Tras seis meses trabajando en este ámbito, no se ha llegado a ningún acuerdo. De hecho, el primer borrador de la nueva PPC tenía que salir en octubre de este año y se ha retrasado hasta el año que viene.

Es una lástima que Espinosa, no pueda volver a repetir el examen en septiembre a ver si esta vez aprueba, salvando los océanos y la pesca tradicional. Mientras que la pesca tradicional supone el 80% de la pesca en España, el Gobierno insiste en subvencionar con sustanciosas ayudas a la pesca industrial de altura y gran altura, que representa únicamente el 20% del sector y que explota entre otros, caladeros como los de África occidental. Así lo denunciamos desde la campaña de océanos de Greenpeace con la presentación del informe «La pesca en España: una lección no aprendida» el pasado mes de mayo.

Espinosa ha suspendido también en la creación de Reservas Marinas. Distintas ONG, entre ellas Greenpeace, han advertido del incumplimiento de la Regulación del Mediterráneo, que obliga a los países a proteger zonas y declarar Reservas Marinas. La propuesta de Santuario Balear para el atún rojo cumple todos los requisitos que dicta esta normativa europea y cuenta además con el apoyo del gobierno balear, pero desde el Ministerio se siguen haciendo oídos sordos a esta propuesta. Finalmente, a pesar de las reiteradas advertencias, ha tenido que ser la CE la que llamé la atención a países, entre ellos a España, por el incumplimiento de esta normativa.

Concluyendo, nos gustaría que Espinosa se pudiera volver a examinar en septiembre, para darle una nueva oportunidad. A lo mejor, si le pedimos de nuevo que cree el Santuario Balear, podría al menos comenzar septiembre con buen pie.

Celia Ojeda y Elvira Jiménez, campaña de Océanos de Greenpeace

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Esta semana se celebra el juicio por la acción que Greenpeace realizó en la central térmica de Pasaia en 2007, una acción para visibilizar que la que se presenta como la “gran compañía verde de España” tiene también una línea de negocio más bien negra, dedicada a la quema de carbón.

Yo no formé parte de la acción, ni siquiera trabajaba en Greenpeace por aquél entonces, pero la recuerdo por su repercusión mediática. Y recuerdo que cuando me enteré que Iberdrola era propietaria de centrales como Pasaia pensé ¿no es un poco fraudulento decir que solucionas con una mano el problema que creas con la otra? Pero así era, Iberdrola, que se enorgullece de ”trabajar con el objetivo de ofrecer la energía más limpia del planeta”, estaba trabajando, también, para seguir produciendo energía sucia. Y yo, no salía de mi asombro.

Un año después, por aquellas casualidades de la vida, entré a trabajar en la campaña de cambio climático y energía de Greenpeace y conocí de cerca el historial de la central térmica de Pasaia: Operativa desde 1964 con una licencia provisional, nunca consiguió la licencia definitiva porque Iberdrola no acreditó haber dado cumplimiento a las condiciones especiales que se le habían impuesto dada la escasa distancia entre la instalación y el núcleo urbano de Pasaia. Más de cuarenta años después, con un régimen mucho más estricto de protección del medio ambiente y una normativa que obliga a las actividades a disponer de una autorización ambiental integrada (AAI), la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio del Gobierno Vasco le otorgó la AAI sin, ni siquiera, exigirle una evaluación de impacto ambiental.

Yo, que soy abogada ambientalista, no entendía nada: ¿para qué nos sirve exigir una autorización ambiental integrada si, llegado el día, esta se otorga sin evaluar minuciosamente la actividad? Esta y otras irregularidades en el expediente administrativo nos llevaron a impugnar la AAI otorgada a la central térmica de Pasaia, iniciando un proceso que sigue en curso ante el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco.

Pero… volvamos a lo que hoy nos ocupa, el juicio contra Greenpeace por la acción del marzo de 2007 que se celebra el día 1 de junio y en el que Iberdrola se ha personado como acusación particular:
En su escrito de acusación, la “compañía energética más verde” pide a Greenpeace más de 5.000 euros de indemnización y a cada uno de los diez voluntarios implicados:

  • 3.600 euros por usurpación de bien inmueble,
  • 14.400 euros por coacciones,
  • 9 meses de prisión por desobediencia a agentes de la autoridad,
  • 9 días de trabajo en beneficio de la comunidad por falta de deslucimiento de bien inmueble.

Con esta actitud beligerante en contra del movimiento ecologista, Iberdrola confirma que su interés real no es la lucha contra el cambio climático sino “callar la boca” al movimiento ecologista para seguir enriqueciéndose quemando carbón. Pero Iberdrola se equivoca, no solo quemando carbón sino también arremetiendo contra los que defienden los valores en los que se apoya la línea de negocio con la que la compañía quiere identificarse: la de energías renovables.

Aída Vila, responsable de la campaña de Cambio Climático de Greenpeace

Escribe al director de Iberdrola y presiona por un futuro realmente verde. ¡Ciberactúa!

– Noticia de la acción: Activistas de Greenpeace se suben a la chimenea de la central térmica de Pasaia (Guipúzcoa) para pedir su cierre

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