
Destrucción a toda costa, 2008. Puerto de Escombreras. Al fondo Puerto de Cartagena, Murcia.
Existen pocos ejemplos dentro de la legislación de herramientas de gestión y ordenación que realmente reflejen y reconozcan el valor ecológico y social del entorno natural.
La Ley de Costas es uno de ellos. El litoral es patrimonio de todos y por lo tanto debemos protegerlo y garantizar su carácter público, y eso es exactamente lo que dice esta ley.
La Ley de Costas se aprobó en 1988 ante la amenaza que sufrían nuestras costas tras el boom inmobiliario de la década de los 70. Parece que entonces teníamos más claro cómo queríamos que fuese nuestro litoral, sus valores ecológicos y la necesidad de protegerlo como dominio público. En estos días se está debatiendo la posibilidad de modificar esta ley para adaptarla a distintas “necesidades”, dejando un espacio para legalizar lo ilegalizable y para que quienes se han lucrado con el patrimonio de todos no pierdan ni un céntimo de beneficio y consoliden su negocio.
Los datos hablan por sí sólos: el 34% de la costa española está artificializada, lo que compromete seriamente su función ecológica; el 79% de las residencias construidas en España entre 1990 y 2000 se ubicaron en el litoral; y más de la mitad de los espacios protegidos costeros se encuentran amenazados por el urbanismo, la construcción de infraestructuras y la contaminación. Esta es la realidad de nuestras costas.
Ante esta situación no se comprende cómo puede haber espacio para el debate sobre la modificación de la única herramienta disponible que garantiza el carácter público del litoral y su protección. Mientras siguen adelante proyectos que amenazan los pocos espacios libres de ladrillo y hormigón de nuestras costas (puerto de Granadilla, puerto de Pasaia, Marina de Cope, el Algarrobico… por enumerar algunos que afectan además a espacios protegidos) se abre un nuevo frente en la lucha por la conservación del litoral.
Como dice la ley, la costa es patrimonio de todos y debemos exigir que se respete la ley. Si perdemos en la batalla por el último espacio de litoral, habremos perdido todos.
Elvira Jímenez, campaña de océanos
Aprovechando que la ley de Costas no regula los espacios portuarios, algunos Puertos, que dependen del Ministerio de Fomento, se han dedicado a especular levantando negocietes con el aplauso de Ayuntamientos y Autonomías. Un ejemplo lo tenemos en el Puerto de Barcelona con el Maremagnum y con el Hotel Vela.
Hecha la ley hecha la trampa. Siempre bajo la interpretacion subjetiva, del politico de turno y sus intereses urbanisticos y de sus afines constructores , promotores ect. Una prueba evidente de lo que digo se puede constatar en Calpe ( Alicante ), en el paseo maritimo hay zonas donde este, esta construido sobre las rocas en las rompientes de las olas ,y acontinuacion del paseo ya hay bloques de viviendas todas construidas hace menos de 20 años. Desde mi punto de vista, no necesitan modificar una ley de costas que hace aguas tanto por la proa como por la popa si de un barco se tratase podriamos decir que su linea de flotacion esta tocada, y aun pretenden hundirlo. En Valencia la ley de costas solo sirve para los dimes y diretes entre el Ministerio de medio Ambiente, y la Alcaldesa de Valencia a costa de los chiringitos en la playa de Malvarosa, Pinedo, El Saler. La unica zona de costa al norte de Valencia que que da libre en la Patacona hasta Port Saplaya pasando por el Barranco del Carraixet, y la ermita dels peixets( de los pescaditos) tiene los dias contados, si prospera la iniciativa del Alcalde de Alboraya de trasladar el centro comercial de Port Saplaya a la patacona entre la Autovia del Mediterraneo y la playa, para en su lugar del centro comercial construir una nueva marina con darsena interior, amarres, puerto como Port Saplaya y mas viviendas, adosados, chalets ect. Total que la ley de costas llegado el momento, no servira para nada.
La ley de costas dice que la costa es de TODOS.
De forma que si alguien monta un hotel en la linea de
costa, puesto que el terreno es de TODOS, podemos
meternos en el hotel sin pagar y no nos pueden echar.
Por ejemplo: El gerente del hotel no puede decirte nada si decides meterte en la recepcion del hotel a hacer un picknick con tus amigos y unas buenas tortillas de patatas caseras.
QUE LO SEPAN!
internete
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PD: El sistema decadente cada vez se empeña mas en suicidarse modificando leyes sensatas, para beneficiar a unos pocos en contra del bien comun.
Hasta que se nos inflen los huevos y reclamemos lo que es nuestro. Sin violencia pero con total firmeza.
Que somos millones, cohones.
¿Vamos a tener que montar un calendario de okupacion noviolenta y coordinada de hoteles en NUESTRA costa, para ahuyentar a los clientes potenciales?…
Porque conozco un monton de rumanos y gitanos en mi barrio, que no tienen donde pasar estas vacaciones…
…¿O los politicos van a pensar mas en quien les vota, y
menos en quien les paga (unta) el sobresueldo?
¡Cultura de mercaderes incoscientes y suicidas!
¡CAGÜENTÓ!
Gracias por todos estos datos. Parece increible que, como siempre, imperen los intereses económicos por encima de valores ecológicos. Donde vivo puedo disfrutar del litoral, día si y día también. Imaginarme no poder hacerlo, me pone los pelos de punta. Modiquen la ley, sí! Pero para garantizar, más todavía, nuestro litoral.
No quiero màs Benidorm, ni Torrevieja ni nada que se le parezca. Que nos dejen tranquilas las costas que aùn estan sin destrozar,playas en las que puedes disfrutar sin agobios con un turismo sensible al entorno natural disfrutando de los pueblecillos y conviviendo con su gente. No màs ladrillo porfavor. Gracias por vuestro trabajo
Que dejen las cosas como estan o que al menos no las degraden cada vez más. Yo vi con mis propios ojos como un pueblecito marinero típico asturiano pasaba de ser una aldea a ser una gran masa de cemento y encima sin respetar el ecosistema. Ahora ya no hay sitio ni para los coches en Agosto y la playa esta masificada.
Que el Mundo se dirija hacia la evolución(desarrollo sostenible) y no hacia el caos, la masificación y la destrucción sin miras de nuestra naturaleza.