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Archive for 23 de diciembre de 2009

Manifestación en Madrid

Sí, Juantxo, Nora, Joris y Christian seguirán en prisión hasta el 7 de enero, pasarán sus vacaciones navideñas en una cárcel danesa. Sí, a ellos no les dejan hablar. Siguen en régimen de aislamiento. Siguen encarcelados por mostrar una pancarta ante los Jefes de Estado para  pedirles acción contra el cambio climático.

Ellos no pueden hablar pero sí podemos los que estamos fuera. A nosotros no nos callarán. Y no han podido hacerlo. El miércoles 23 de diciembre a las 17:00 de la tarde cientos de personas hemos salido a la calle, a la embajada danesa en Madrid y a consulados de distintas ciudades españolas y lo hemos dicho bien alto: “Libertad para Juantxo y para los detenidos por defender el clima”. En Madrid unas 400 personas se han unido para recordar lo que decía la pancarta que portaba Juantxo cuando le detuvieron: “Los políticos hablan, los líderes actúan”. Y nuestros líderes del medio ambiente siguen en prisión por actuar contra el cambio climático. Amigos, socios, trabajadores de Greenpeace, familiares de Juantxo. Todos hemos dejado claro en la tarde del 23 de diciembre que no nos callarán. Los activistas de Greenpeace seguirán en prisión pero fuera somos muchos los que quedamos.

  • En menos de tres días 20.000 personas han firmado el manifiesto de apoyo.
  • Desde el sábado otras cerca de 20.000 personas se han sumado a las distintas causas que se han abierto espontáneamente en facebook para pedir su liberación.
  • En Madrid unos 400 se han manifestado frente a la embajada danesa.
  • En otras 11 ciudades más ha habido concentraciones que han sumado en total más de 700 personas.

Y seguimos sumando apoyos. En un siguiente post os contaremos todas las adhesiones de personalidades del mundo de la cultura, la ecología, las organizaciones sociales, sindicales y políticas que se han sumado al manifiesto.

Laura Pérez Picarzo. Coordinadora de Comunicación de Greenpeace.

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Los cuatro activistas de Greenpeace continuarán durante Navidad y Año Nuevo en la prisión de Copenhague donde fueron recluidos el pasado 17 de diciembre tras la decisión del Tribunal Superior de Justicia de Dinamarca que ha rechazado el recurso presentado por Greenpeace pidiendo su libertad. Procedentes de España (Juan López de Uralde, Director de Greenpeace España), Noruega ( Nora Christiansen) Holanda (Joris Thijssen) y Suiza (Christian Schmutz), los cuatro fueron arrestados por llevar a cabo una protesta durante la cena de gala ofrecida por la reina Margarita II a los Jefes de Estado que asistieron a la Cumbre del Clima.

Greenpeace ha condenado la decisión del Tribunal Superior danés y la califica como una “injusticia climática” que se suma al fracaso de los líderes mundiales para acordar un tratado legalmente vinculante para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. La organización ha reclamado a la opinión pública que continúe presionando para conseguir la liberación de los cuatro activistas, así como de otras personas que participaron en protestas pacíficas en Copenhague y que también continúan detenidas. A pesar de la decisión de la justicia danesa, la liberación de los activistas de Greenpeace sigue siendo potestad del Jefe de Policía de Dinamarca.

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El pasado domingo 20, estaba previsto que el Rainbow Warrior fuera para Amsterdam. Pero ¿cómo irnos dejando atrás a los cuatro compañeros encarcelados? Así pues, largamos amarras para dirigirnos en  dirección contraria a la salida de Copenhage y adentrarnos hacia el corazón de la ciudad. Ahora nos hallamos casi frente al palacio de la reina de Dinamarca. Y estamos de vigilia permante: junto a la pasarela, en el muelle nevado, tenemos en foto a los cuatro activistas y una vela les acompaña a cada uno 24 horas al día. Los transeúntes se acercan y ya muchos han escrito palabras de solidaridad a nuestros presos y/o han pedido su liberación. El barco es centro de acogida de todos los compañeros de Greenpeace que están trabajando más directamente en el caso. Tampoco éstos se han ido a casa por Navidad.

Esta noche, estoy de guardia de puerto. Todo está tranquilo, con el silencio de la nieve blanca que todo lo cubre. Reemplazo la vela de Joris que se había apagado. Después la de Nora. Sentada en el puente de mando, tengo frente a mí la pancarta en inglés pidiendo que se haga justicia. Mañana, miércoles, a casi una semana de la detención, seguiremos trabajando sin descanso.Me viene a la cabeza una frase de Einstein: “El mundo es un lugar peligroso. No por las personas que hacen el mal sino por las que no hacen nada al respecto». Hay muchas cosas que se pueden hacer para ayudarnos a conseguir la libertad de nuestros activistas. Cualquier cosa menos quedarse parado e indiferente ante la injusticia porque cuando uno de nosotros es encarcelado, todos nosotros somos los prisioneros. Echo un último vistazo antes de irme a la cama. Ahora me toca la vela de Juantxo. Me voy dejando su cara iluminada.

Autor: Jesús Zulet

Autor: Jesús Zulet

Sábado 19 de diciembre. La Cumbre de Copenhage ha terminado. Los políticos, delegados y técnicos, los miembros de las diferentes organizaciones y también nuestros voluntarios y trabajadores, gentes venidas de tantos rincones del planeta, todos han vuelto a casa a tomarse su propio “turrón”… ¿Todos? Bueno, no. Ya sabemos que no “todos” porque no todo el mundo es libre para volver a casa. Dando todo nuestro apoyo a los cuatro compañeros que están entre rejas, el Rainbow Warrior y su tripulación junto con unas cuantas personas más de Greenpeace seguimos aquí, en Copenhage. Desde el pasado miércoles, están en prisión preventiva y régimen de incomunicación por decirle a los líderes del mundo, cara a cara, que actúen contra el cambio climático. Entre estas personas, se encuentra Juan López de Uralde, “Juantxo” para los que lo conocemos, la persona al frente de Greenpeace España.

Esa misma tarde del sábado, todos aquellos de la organización que aún quedábamos en la ciudad tras la vorágine, nos unimos en una vigilia ante la puerta de la prisión donde se hayan recluidos. Formamos con velas las palabras “Climate Injustice” (“Injusticia Climática”). Iluminamos las lindes del camino de entrada a la reclusión, que a su vez es la salida a la libertad. Coreamos los nombres de los cuatro con la esperanza de que pudieran oirnos. Reclamamos también,  hasta casi perder la voz, que se haga justicia, “Justicia Climática”.

Había una gran esperanza de que los líderes mundiales fueran valientes. Que firmaran ese tan deseado acuerdo ambicioso, justo y jurídicamente vinculante. Pero no fue así cómo acabó esta gran oportunidad histórica de emplear la lógica y la moral. Volvieron a derrotarnos el dinero y  la hipocresía. Pero esta vez, lo que estaba sobre el tapete era el futuro de nuestra casa, de nuestro entorno, nuestras vidas, que es esto lo que nos jugamos cuando hablamos del “Clima”. Los verdaderos criminales, estas personas que han decidido sobre la vida de millones de personas y demás seres vivos, se han ido a su casa. A los que han alzado su voz por el futuro del planeta,  nuestros cuatro compañeros, se les ha privado de libertad por denunciar que “Los políticos hablan. Los líderes actúan”. Sinceramente, no me puedo explicar cómo los primeros  pueden tener sus conciencias tranquilas.
Esto es un mundo del revés. La justicia es la que está entre rejas.

Maite y Ana Carla, marineras a bordo del Rainbow Warrior

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