Finalizó el 2008 con la ilusión de abrir otra nueva oficina en la República Democrática del Congo y comenzamos el nuevo año, con la alegría de conocer que la industria maderera no podrá acceder de momento a 13 millones de hectáreas de bosque intacto en el corazón de la Cuenca del río Congo.
Han sido tres años de trabajo y presión al gobierno congoleño en la reforma de la legislación forestal y para que se cumpla la moratoria de no dar más terrenos (concesiones) a la industria hasta que no haya un sistema de control en el país que impida el expolio de los recursos naturales. La tala ilegal es un problema de primera magnitud en este país. Y celebramos esta decisión porque el 60% de la población de RDC depende directa o indirectamente de los bosques para su subsistencia. Son los congoleños los que deben beneficiarse de los recursos del bosque, y que éstos sirvan para el desarrollo económico y social de una de las regiones más pobres del planeta.
La comunidad internacional invierte billones en este país para ayudarle a reconstruirse tras el conflicto bélico, sin embargo muchas compañías extranjeras continúan privando al país de su riqueza, a través de la evasión de impuestos y tasas, y fuga de capitales. Una de las compañías alemanas denunciadas por evasión de impuestos supuso la pérdida para el gobierno de la RDC de casi 8 millones de euros, lo que equivale a 50 veces el presupuesto anual de su Ministerio de Medio Ambiente de este país.
Además, no debemos olvidar que la madera procedente de países en conflicto como la RDC, es considerada bajo la definición de madera de la guerra, en la que la industria forestal está envuelta en variedad de actividades ilícitas y gran cantidad de sus ingresos son utilizados para pagar actividades, incluyendo la adquisición de armamento. El bosque africano de los Grandes Simios necesita protección y su valor debe servir para ayudar al desarrollo del país. Deben recibir fondos internacionales por proteger bosques de importancia planetaria, es el camino para prevenir la destrucción forestal. 13 millones de hectáreas devueltas a los congoleños. Gran noticia.
Mónica Parrilla, campañas de Bosques y Transgénicos de Greenpeace España
Una de las cosas que debemos solicitar de las organizaciones internacionales es una «ecotasa» para primar a aquellos paises que mantengan y cuiden sus bosques naturales, pues es un bien del que nos beneficiamos todos.
En los paises europeos criticamos la deforestación de los paises pobres, pero estos tienen pocos recursos y necesitan lo que sea para salir a delante. En España por ejemplo hemos acabado con casi todos los bosques, y a vista aérea solo se ven terrenos de cultivo o edificaciones. Pues los españoles, que hemos acabado con casi todos los bosques por ejemplo, tendremos que pagar ecotasas a paises como Brasil o Colombia por poner ejemplos, donde existen inmensas extensiones de bosque natural.
No debemos criticar sin más la tala ilegal, sino incentivar y premiar la conservación de bosques naturales, unico modo a la larga que creo puede ser eficaz.
No se si existen ecotasas, pero debería haberla. Los paises más contaminantes deberian pagar una tasa que revertiría a aquellos paises con politicas medioambientales buenas y con una masa forestal importante.